lunes, 30 de junio de 2014

Capítulo 5

Ya apenas quedaba media hora para verse, y Salomé, ya vestida y arreglada, se despidió de sus padres, que se iban a acostar pronto, y se dirigió a la parada del bus, ya que con ese vestido no podía coger la moto. Se sentía rara, ella es una chica de pantalones, y no suele lucir vestidos como ese muy de vez en cuando… pero una ocasión es una ocasión, y lo cierto es que no se podía quejar.
Mientras tanto, el resto de la pandilla iba llegando al punto de quedada. Como era de esperar, los chicos llegaron antes, todos con sus camisas, lisas, a cuadros, a rayas, e incluso con topos. Hay quien se había atrevido hasta con corbata. Iba pasando el tiempo, y empezaron a llegar las más puntuales, con unas faldas y unos tacones de escándalo. A sus chicos se les caía la baba, llevaban todo el verano sin verse así, qué guapas estaban. Ismael había llegado de los primeros, gracias a que el taxista conducía ligerito y sin pausa, y la esperaba impaciente. Ya casi estaban todos, y empezaba a ser un poco tarde. Dónde se habrá metido. De repente, a lo lejos del cruce, se divisa una silueta en colores claros. Era ella, luciendo resplandeciente. “Madre mía, está preciosa, parece sacada de una revista. Qué suerte tienen algunos.” Todos estaban atónitos, sin poder cerrar la boca, tanto ellas como ellos.
-          -¡Lo sé! Llego tarde, como siempre. Pero no he sido yo, ha sido por culpa del bus, perdonadme… ¿Hola?
-          -Chica, estás preciosa, qué vestidazo por dios, pareces modelo.
-          -Joder niña, así te vas a llevar a todo el que te propongas esta noche.
-          -Ni que lo digas, a mí ya me tiene jajajaja.
-          -Qué tonterías, el vestido es bonito, pero ya está.
-          -Di lo que quieras, aquí ya hay alguno que se muere por escarbar por esas telas.- dijo Laura a modo de indirecta.
Terminaron la cháchara y entraron al pub. El sitio era amplio, pero aún así ahí no había quien respirase a gusto, estaba a tope, parece que la oferta ha tenido éxito. Se hicieron un hueco en la pista de baile, se pidieron la primera ronda y empezaron a bailar. Todos echaban de menos ese ambiente, el hacerse paso entre la gente siendo como ellos son, pasándolo bien, riendo, chocando, haciendo coreografías absurdas, abrazados. En un momento de respiro, el DJ eligió una canción lenta en el instante adecuado. Aquí y ahora. Ismael se acercó a Sara, apoyando sus manos en su cintura, buscando mirada con mirada, la proximidad, el apartar el pelo, el primer beso. Cerraron los ojos y se dejaron llevar. Mientras tanto, Diego no se quedó atrás; entrelazó sus manos con las de Salomé, y tiró de ella hasta quedar cuerpo con cuerpo para, después del “me moría por esto” empezar a juntar los labios de esa manera tan intensa. La canción avanzaba, la unión entre los miembros de la pareja aumentaba; pero hubo un momento de complicidad: Salomé e Ismael despegaron los párpados un segundo, con la intención de mirarse el uno al otro, anhelando estar en el otro lugar. Lo que no sabían es que en esa incómoda mirada iban a coincidir, por lo que fue un vistazo más corto de lo previsto. De menos tiempo, pero con más significado.

El resto de la noche transcurrió de manera totalmente distinta a las horas anteriores. Ya todos se movían en pareja, las formadas con anterioridad y las que incluían nuevos miembros elegidos aquella misma noche. Como era de esperar, en medio de tanto mimo, Laura vio su momento estelar. Se acercó a Rober con la escusa de ir a por la siguiente bebida y, ya en la barra, sus presencias cobraron otro ambiente. Cada vez más cerca, cada vez más susurros, cada vez más pulso, hasta que las miradas cayeron y dejaron paso a la acción. Lo había conseguido, estaba besándose con él, no había podido imaginárselo,  no había distancia que lo separase del chico de sus sueños. Ahora todo era perfecto, o, por lo menos, es lo que todos creían.

Capítulo 4

Las cinco horas de sueño exigidas transcurrieron como un suspiro, y todos despertaron en una tarde más que avanzada. Si querían volver a verse, poco tiempo tenían para avanzar en tarea, por lo que se decidió en asamblea dejar el domingo como día oficial de estudio, al menos de manera provisional. Todos pasaron una tarde relajada en casa, con la familia, de paseo o de películas. Quedaron en la puerta del pub estrella de la ciudad, ya que esa noche había una gran oferta en la barra libre. La noche pintaba interesante, por lo que los vestidos más elegantes y atrevidos de la temporada a punto de terminar tenían que salir a la luz. Salomé abrió su armario, corrió todas las perchas a un lado y a otro mil veces, pero no encontraba el modelito ideal. “Este no, este tampoco, ese otro ya me lo puse… siempre me acaba pasando lo mismo, no es justo. Mira, voy a aprovechar los descuentos que vi el otro día en la tienda de la plaza, a ver si ahí hay algo que me sirva. Necesito que alguien me acompañe, yo sola no puedo elegir… Voy a preguntar a estos a ver si hay suerte.” Y escribió la propuesta por el grupo. Parece que estaba en su momento, Laura estaba libre y no tenía nada que hacer, perfecto, en un cuarto de hora se veían en la puerta de la tienda. Se cambió, cogió una parte de sus ahorros, y salió. Ese día prefirió dar un paseo, necesitaba estirar las piernas y prepararlas para una noche de tacones intensa.
-          -¡Hola guapa! Ya me apetecía quedar contigo, que tenemos muchas cosas que contarnos.
-          -¡Hola! ¿Llevabas mucho tiempo esperando? Lo siento, es que hoy me ha dado por andar y se me había olvidado mi velocidad caracol.
-          -¡Qué va! Yo también acabo de llegar, no te preocupes. ¿Qué tal has dormido?
-          -Genial, las cinco horas del tirón, estaba agotada, ¿y tú?
-          -Jajaja igual, llevaba ya sin trasnochar unos cuantos días y hay que volver a acostumbrarse.
-          -¡Esta es la tienda! ¿A que tiene buena pinta?
-          -¡Y tanta! Mira ese en tonos azulados…
-          -Y ese en tonos flúor…
Rebuscaron entre todos los mostradores, todas las perchas y todos los estantes. Después de mirar con lupa todos los rincones, contaron las prendas seleccionadas… diez vestidos. Suerte que estaban solas en la tienda, y la dependienta les dejó pasar todo a la vez. Salomé se metió en el probador para la primera prueba. Mientras, comentaba con Laura sobre un asunto.
-          -Chica, ¿qué te parece el nuevo? ¿Es guapo eh?
-          -Jajajaja sí, supongo, no es feo la verdad.
-          -Venga Salomé, que nos conocemos, no me niegues que no te has planteado nada con él.
-          -¿Qué dices? Te prometo que no lo he pensado, solo lo veo como un amigo.
-          -Ya, ya, amigo, compañero, vecino… desde luego, problemas para quedar no tendríais.
-          -Ahí llevas razón, pero ahora mismo no me interesa.
-          -¿Ahora mismo? ¿Es que estás “ocupada” o qué?
-          -Jajajaja digamos que tengo mis trapicheos por ahí.
-          -Pues la puerta del probador no se abre hasta que no largues, niña.
-          -¡No seas así Laura! Abre ya, que me esperan nueve vestiditos más.
-          -Bueno, abro, pero que sepas que de la tienda no sales sin decirlo, a mí me lo tienes que contar. Y que sepas que es una pena, porque haríais muy buena pareja.
-          -¡Mira que bien me queda!
Se pone enfrente del espejo, sonríe y da vueltas sobre sí misma, dándole vuelo al vestido de gasa de tonos anaranjados con detalles de piedras al que había concedido el primer lugar en la larga lista.
-          -Sí, es bonito, sí, pero no me convence el color.
-          -Hummm… Tienes razón, no me pega con la piel… Vamos a por el siguiente.
    Se encerró otra vez. Reanudaron la conversación.
-          -Con que haríamos una buena pareja, ¿no?
-          -Oye que sí que pegáis un montón, os parecéis en la personalidad muchísimo, y físicamente parece que os atraéis y todo.
-          -Anda, qué exagerada que eres. Aquí quienes ya deberíais de estar juntos sois Rober y tú. ¿Por qué no te lanzas ya, tía? Se te nota a la legua.
-          -¿Tanto? Joder, y yo que pensaba que era discreta… Pues en verdad me lo estoy planeando, pero todavía me quedan varias sesiones de coqueteo antes del gran momento. ¿Se habrá dado cuenta?
-          -Ni idea, lo más seguro es que sí, ya lo conoces. Pero, si lo piensas bien, si no ha dicho nada a nadie sobre eso es porque no le importa que lo hagas… A ver si le vas a gustar tú también y estáis como tontos dando vueltas.
-          -Ojalá, buaf, es que me encanta, es tan… uff, tiene un cuerpazo, dios, ¡lo quiero!
-          -Jajaja si cuerpazo tiene, eso no te lo niego. A ver qué tal este, que tiene un color totalmente distinto.
Sale, algo menos convencida, y se enfrenta al espejo. Este es diferente, algo más recto, de menos escote, pero de colores violetas. Esta vez ni comentan; un par de muecas de disgusto son suficientes, no les convence a ninguna de las dos. Turno del tercero.
-         - Ese estilo no te favorece en absoluto, con las pedazos de curvas que tienes no deberías esconderlas, así que descarta el otro que llevabas con el mismo corte.
-          -Entendido, fuera rectitudes.
-          -Rectitudes y secretitos, me he hartado de esperar, suéltalo ya, ¡si sé que lo estas deseando! ¿Quién es el afortunado que sustituye el lugar de Ismael?
-          -Mira que eres cabezona… Me rindo, te lo digo ya… Él es…
-          -No me vengas con suspense que me conoces.
-          -Es… es… Diego, es Diego
-          -¡¿Diego?! ¡¿Nuestro Diego?! Madre mía… Es que no me lo creo, y ¿cómo ha sido?
-          -¡Oye! Que tan raro no es mujer. Pues fue él quien me llevaba tirando la caña toda la semana, y ayer por la tarde… Pues nada, surgió.
-         - Surgió, surgió, y tú no pusiste nada por tu parte, ¿verdad?
-          -A ver, tampoco es eso, a mí como que me atraía desde hace tiempo, no iba a desaprovechar la oportunidad.
-          -Pues vaya, cualquiera lo diría. ¿Alguien más lo sabe?
-          -No, solo Ismael y tú, y que no lo sepa nadie más, ¿vale?
-          -Tranquila. Con que lo sabe Ismael… ¿y qué le ha parecido? ¿No se ha molestado ni un poquitín?
-          -¡Qué va! ¿Por qué se iba a molestar? Es más, Sara tontea con él muchísimo, y él le sigue el rollo, esos acaban juntos.
-          -No, eso no puede ser, que no, que no, imposible.
-          -Sí que puede ser, y, de hecho, lo es, y me alegro un montón por ellos. Anda, deja, a ver si con este mejoramos.

Sacó a la luz el siguiente, un precioso ejemplar. Era blanco, un blanco hueso, cogido a la cintura, ajustado en la parte superior, y con caída suave y ligera, a la que iba añadida una elegante cola de sirena. La decoración con delicados encajes y sutiles transparencias en las hombreras lo convertían sin duda en el mejor de la tarde. Salomé relucía mientras saludaba como una princesa delante del espejo; a Laura le enamoró. No había más que hablar, ese iba a ser el definitivo. Da igual cómo le quedasen el resto, mejor que ese, imposible. Mientras que se lo quitaba y recogía el resto de prendas, estuvieron discutiendo sobre qué tacones eran los ideales, qué tipo de maquillaje le favorecía más, cómo se iba a arreglar el pelo. Cuando se quisieron dar cuenta, ya estaban las dos en la puerta de la tienda con el vestido en la bolsa. “Qué buena compra, encima rebajado, esta noche es la mía, ojalá le guste a Diego, e impresione a alguien más.”

jueves, 26 de junio de 2014

Capítulo 3 (2)

Subieron a sus motos y condujeron hasta llegar a la casa de Laura, donde ya estaban todos esperando, hasta Diego, quien no pudo evitar esa exploración con la mirada al cuerpazo de la que ya era más que su amiga. Una vez todos saludados, volvieron a montar en sus vehículos y se dirigieron hacia aquel chalet.
El chalet era grande, con unos jardines bastante bien cuidados, y una piscina pequeña decorada con azulejos. La casa era muy bonita, decorada a un estilo rústico bastante peculiar, pero que no sobresalía demasiado respecto a su entorno en el vecindario. Cuando todos consiguieron aparcar y descargaron las bolsas en la cocina, el ambiente empezó a animarse.
-          -Genial, todo listo, ¿os habréis traído el bañador, verdad?
-          -Claro tía, y si no, en ropa interior, que aquí todos tenemos confianza.
-          -Bueno, con eso hay que tener cuidado, que aquí el nuevo no se ha visto deslumbrado por nuestros tipazos post-vacacionales
-          -¿Vas a decir eso precisamente tú Rober? Anda, anda, deja las ironías a otro que sabes que tus abdominales y bíceps nunca te faltan, señor modelito- y Laura le dio una suave colleja.
Entre risas con unos y con otros, empezó la fiesta. Todos ya con sus bikinis y bañadores, después de su legendario pase de modelos, todos se dieron un chapuzón, por las buenas o por las malas, pero todo el mundo acabó en el agua. Ismael estaba felizmente impresionado, había tenido mucha suerte con estos chavales. “Están muy unidos y son geniales, parece además que les he caído bien… Dios, mira aquella chica, era Sara, ¿no? Está tremenda… Joder, voy a tener que hablar con estos para conseguir información… aunque, bueno, está muy bien, pero a ella no la puede superar.”
Calló la noche, y todos tuvieron que salirse del agua, que ya estaba más que fresquita, se secaron, cambiaron y sacaron las bebidas. Alguien por sorpresa había traído alguna botella inesperada.
-         - ¿Y este Almirante? ¿De dónde ha salido? Chicos, Dios nos quiere.
-          -Siento decepcionarte, pero no ha sido Dios, he sido yo. Pensaba que sería buena idea un detallito por la acogida.- dijo Ismael, con un matiz algo tímido.
-          -¡Si ya os dije yo que ayudaría con las bebidas!
-          -Chaval, ya eres uno de los nuestros, te queremos tío, te has salido, qué detallazo.
Ismael sonrió, estaba satisfecho con lo que había conseguido, por una botella se había ganado el afecto de todos, incluso más afecto del que esperaba. Pasadas unas horas, ya con las botellas casi al terminar y el ron más que estrenado, después de charlas y charlas sobre temas más o menos estúpidos, él ya estaba más que a gusto con todos, colaborando en las conversaciones como si hubiera pertenecido a eso desde el principio. En ocasiones, el alcohol no es del todo malo.
En un momento algo más confidencial, donde las parejitas ya formadas hablaban solo para ellas, ocurrió uno de los mejores momentos de la noche: Sara se acercó a Ismael, y, por primera vez, dirigieron unas palabras el uno al otro.
-         - Oye, muchas gracias por la botella, ha estado genial, y nos ha venido a pelo, se notaba que no había alcohol suficiente.
-          -No hay nada que agradecer, de verdad, el placer es todo mío, jajaja.
-          -Jajajaja qué caballeroso por favor. ¿Qué tal estás pasando la primera noche de salida en la nueva ciudad?
-          -La verdad es que no me la podía imaginar mejor, he tenido mucha suerte de conoceros a todos así de rápido.
-          -Y nosotros de conocerte a ti. Al menos yo me alegro mucho, vaya, hacía tiempo que no se paseaban nuevos chicos por estas tierras.
-          -Me imagino, os tendréis todos muy vistos los unos a los otros ya.
-          -Sí, la verdad es que sí, pero mira por donde, la vida te trae sorpresas como esta alguna vez.
-          -Ya verás que si sorpresas, menos mal que estas han sido de las buenas.
-          -Y tan buenas… oye, ¿me das tu número y así podemos seguir hablando de nuestra fortuna en otro momento? Por ahí parece que ha empezado la primera vomitera…
-          -Jajaja sin problema… Toma, aquí lo tienes. Vamos a ayudar que si no Laura se las va a ver crudas para arreglar el estropicio.
Era Jorge el que estaba vomitando, el pobre no se acordó de su intolerancia a la cola antes de servirse sus cubatas. Todos fueron a ayudarle, y el mal rato se le pasó pronto. Aunque pocas cuentas le echó Ismael al caso; él seguía dándole vueltas a la conversación con Sara. “A lo mejor son solo cosas mías, pero, ¿puede que quiera algo conmigo? Dios, sería lo mejor, está buenísima y, como sea por dentro igual, me ha tocado la lotería… En fin, ya se verá.”
Superado el incidente, la noche transcurrió alegremente, entre risas, bailes, música, historias, hasta el amanecer, donde todos decidieron volver a sus casas a acostarse; si ese día querían volver a salir, había que acostarse por lo menos cinco horas, ley grupal inquebrantable.
Al llegar al quiosco donde se vieron esa tarde, los dos decidieron parar, bajarse de la moto, y hablar sobre aquella noche.
-          -Bueno qué, ¿qué tal la experiencia?
-          -Maravillosamente bien, joder, si es que son todos los putos amos.
-          -Jajajaja lo sé, y tú les has caído genial. ¿Ves como fue una gran idea lo de la botella? Sabía que ya les apetecía una ración buena de Almirante.
-          -A demás de verdad, me ha venido como dedo al guante, gracias otra vez, no sé qué sería de mí sin ti.
-          -Probablemente estarías tirado en la cama durmiendo desde las doce, sin haber salido el primer viernes, cosa que te deprimiría para el resto del curso. Sí, lo sé, soy indispensable en tu vida en estos momentos.
-          -Jajajajaja no te lo puedo negar, me has ayudado un montón.
-          -Anda, anda, deja ya los cumpliditos y cuéntame, ¿de qué has estado hablando con Sara tanto tiempo?
-          -Así que vigilándome ¿eh? Pues no hemos hablado de nada serio, simplemente me ha dado las gracias por la botella y ha dicho que ha tenido mucha suerte de haberme conocido.
-          -Si es que lo sabía, bueno, lo sabíamos, no era normal que hubiera tantos rumores sobre lo mismo.
-          -¿Qué pasa?
-          -Nada que tú no te huelas. A Sara le gustas, y bastante, y se le nota porque hacía tiempo que no se acercaba a un chico como se ha acercado a ti. ¿No te habrá pedido el teléfono, no?
-          -Esto… Sí, y se lo he dado.
-          -Cariño, la tienes en el bote. No irás a dejarla pasar, ¿no? Con lo guapa que es.
-          -Jajajaja si te digo la verdad, ya me había llamado la atención, por lo que supongo que no me negaré si surge algo.
-          -¡Fantástico! Ahora que lo pienso, pegáis un montón, ¡Que tengáis mucha suerte!
-          -¿Tú crees? ¡Muchas gracias! E igualmente, que se te ve que Diego te atrae.
-          -Jajajaja de modo que no soy la única que observa aquí… Pues llevas razón, es que está muy bueno, y después de lo de hoy… Pues eso. Oye, nosotros nos lo contamos todo sobre estos temas, ¿vale?
-          -Por supuesto, así añadimos a nuestra lista que también somos nuestra caja de secretos.
-          -Jajaja Pues mira, no suena mal. Dios, estoy agotada, me voy a meter en la cama ya. ¿Te importa que sigamos hablando mañana?
-          -Qué va, si te iba a decir lo mismo, estoy agotado… todavía me tengo que acostumbrar a vuestro ritmo, que no es precisamente relajado.
-         - No tardarás, confía en mí. ¡Buenas noches Ismael!
-          -Buenas noches, Salomé.


Se dedicaron un gesto de despedida y se marcharon, ambos sintiendo una punzada por dentro que les indicaba que algo fallaba, que algo no transcurría como ellos querían, y sabían lo que era.

miércoles, 25 de junio de 2014

Capítulo 3 (1)


“A las ocho en la puerta de mi casa”, Laura había mandado el mensaje por el grupo unos minutos antes de que Salomé empezara a comer. “Perfecto, me da tiempo a todo, algo de deberes, arreglarme, ver a Diego e irnos para allá…Mierda, seguro que tengo que recoger a Ismael, no tendrá ni idea de donde está… ahora lo llamaré.”
Como había previsto, la primera parte de la tarde salió redonda, cumpliendo todas las metas, hasta que sonó el timbre, a las siete.
-          -¡Diego! Pasa, hemos tenido suerte, mis padre se han ido a pasar la tarde en casa de mis tíos, no va a haber nadie que interrumpa.
-          -Perfecto, la verdad es que no me apetecían presentaciones ni espías que no nos quitaran el ojo de encima.
-          -Jajaja la verdad es que eso no apetece a nadie. ¡Pasa! No te quedes ahí pasmado anda.
La verdadera tarde acababa de empezar. Se dirigieron los dos al sofá, se sirvieron unas coca-colas y empezaron a charlar. Poco les duró la conversación, no tenían mucho que hablar, los dos sabían para qué estaban ahí.
En un momento de silencio, Diego vio su oportunidad. Se acercó a ella, le pasó la mano por detrás del cuello, acariciando suavemente su largo pelo dorado; a base de un suave impulso, le giró la cabeza, le sonrió a unos centímetros de sus labios y la besó. Como era de esperar, Salomé no opuso resistencia ninguna, y el beso subió varios niveles de intensidad, las lenguas pasaron a formar parte del juego, de tal manera que se convirtieron rápidamente en las protagonistas, aventurándose por la boca del otro, saliendo, entrando, y dejando paso a los labios que buscaban ser mordidos, suave pero intensamente. Estos labios empezaron a separarse, y a explorar por la piel, dando besos más húmedos, más secos, deslizándose sensualmente por el cuello, parando, mordiendo, catando ese sabor único. Colaborando con todo el resto de la boca, empezaron a descender, saboreando cada milímetro de la piel. Fue entonces cuando Diego la cogió en brazos y, sin pensárselo dos veces, la subió hasta su habitación. Allí reanudaron su aventura, tumbados en el colchón, jugando entre las sábanas, cediendo el papel principal a las manos, las que seguían el recorrido de descenso ya marcado. Entre caricias, besos y juegos, las manos de Diego llegaron al lugar indicado, donde lucharon contra botones y cremalleras, y se toparon con el encaje de la ropa interior. Continuaba el contacto entre las más juguetonas, pero ya algo más interrumpido, ya que la excitada hiperventilación empezaba a estar presente; las manos empezaban a llegar al terreno más prohibido, el placer de ambos iba aumentando, comenzaba la presión hacia el interior de su cuerpo cuando Salomé despertó, detuvo sus manos y cortó de lleno la situación.
-          -Diego, no, es la primera vez que estamos juntos, esto sería ir demasiado rápido, ¿no crees?
-         - Joder, Salomé, ahora estoy en mi mejor momento, no me dejes así.
-          -Lo siento, pero no soy así, conmigo las cosas llevan tiempo.
-         - Está bien, perdón, llevas razón… Tiempo al tiempo, ¿no?
-          -Exacto, tiempo al tiempo.
-          -Pues entonces vamos a ir arreglando esto, que de aquí a nada nos tenemos que ver con los demás.
-          -Jajajaja buena idea.
Se había terminado por hoy, ahora tocaba disfrutar con los demás y dejar a un lado las situaciones incómodas. Salomé llamó a Ismael, y acordaron verse en el quiosco de la esquina para llegar juntos. Mientras tanto, Diego se recompuso y salió primero, para eliminar sospechas.
-          -¿Qué tal ha ido todo con Diego?
-          -Pues bastante bien la verdad.
-          -¿Bastante bien? No cuela, yo quiero detalles.
-          -Jajajaja bueno vale, pero no se lo digas a nadie, que quede entre nosotros.
-          -Soy una tumba.

Y empezó a relatar lo que le sucedió en esa media hora en su casa. Ismael parecía estar interesado de verdad, sonreía y se reía con los detalles, y parece que esa conversación abrió más todavía su confianza, y ayudó a sellar el comienzo de una buena amistad.

martes, 24 de junio de 2014

Capítulo 2

-          - ¡Chicos! He reclutado a un nuevo soldado para nuestra patrulla, ¡los botellones van a salir un poco más baratos gracias a él! Se llama Ismael, y es nuevo en la ciudad.
Todos se sonreían entre ellos, y se les veía de acuerdo con esa nueva unión. “Es un chico súper agradable, y de aquí puede que surja algo bonito.”
Hablaron unos minutos más y se despidieron. Ya iba Salomé a abrocharse el casco cuando él interrumpió su silencio, diciéndole:
-          - Salomé, tengo un problema… Esta mañana me han traído mis padres, y no me acuerdo del camino de vuelta a casa. He visto que estás sola en la moto y… pues eso, ¿me llevas?- y sacó un papel del bolsillo con la dirección.
-          -¡Claro! A ver… ¡Ey! ¡Si es la calle de al lado de la mía! Si al final vamos a resultar inseparables, misma clase, misma pareja de pupitre, misma manzana… ¡Nos vamos a hartar uno del otro!
-         - Jajajaja Ya verás, te acabo de conocer y ya resulta que vamos a estar pegados todo el tiempo, eso sí que es suerte.
-          -Anda, sube, que suerte es la que has tenido tú que traigo un casco de sobra, va, póntelo que el taxi arranca ya.
Se montaron y abandonaron el instituto, juntos.
Esa misma noche, justo antes de acostarse, ella revisó el móvil, por cualquier novedad de última hora, y encontró un mensaje de Diego, un chico de su pandilla: “Hola preciosa, ¿qué tal el día?”. Así empezaron una conversación algo sospechosa, teniendo en cuenta que este chico no solía tener mucha confianza con ella, y que nunca habían hablado en privado. Era raro, pero no del todo malo. “En verdad no está nada mal este tío, si sus intenciones son esas, quizás no sean tan mala idea, por seguirle el rollo no pasa nada…”
Al día siguiente, primer martes del curso, vuelve a encontrarse en la entrada principal toda la pandilla, que ya por costumbre se ha instalado en las barandillas de la rampa que dirige a los aparcamientos. Todos se saludan, incluso Ismael, que ya está bastante más integrado. Tienen una breve charla y se dirigen hacia las clases.
-          -Parece que va todo bien con esta gente, ¿no?
-          -¡Sí! La verdad es que son muy majos, y me han caído genial. Además, son los amigos de mi vecina, ¿qué más puedo pedir?
-          -Jajajajaj no, si no te niego yo que no hayas tenido un buen comienzo, vamos, la facilidad con la que has entrado es brutal.
-          -Puede, pero en gran parte es gracias a ti y a la suerte de haberme podido sentar a tu lado en clase, si no, vete tú a saber por donde andaría yo en estos momentos y con quién…
-          -Hombre, si lo ves así, sí que has tenido suerte sí, no todos se encuentran conmigo de esa manera jajaja.
-          -Ya te decía yo. Aún así todavía te queda trabajo por hacer conmigo; me tienes que poner al día de todas las movidas de la zona: fiestas, cotilleos, secretillos del instituto, parejitas, todo ese tipo de cosas.
-          -Madre mía, esto ya es abuso ¿eh? Compañera de clase, vecina, guía, taxista, representante de relaciones sociales, ¿qué más quieres?
-          -Lo has dicho casi todo la verdad, solo te falta una cosilla…
-          -¿Cuál?
-          -Amiga.
-          -Jajaja me alegra que ya me hayas cogido aprecio y todo. Por si te lo preguntabas, yo también te considero ya un amigo.
Y entre sonrisas y sonrisas pasaron las clases, el recreo, las demás clases, los demás días, hasta llegar a viernes, el bendito primer viernes del curso. Están todos en la salida planificando qué va a ser de ellos esa tarde.
-          -Chicos, yo propongo un buen bote y después pasarnos por el pub de al lado de mi casa, que dicen que está muy bien.
-          -Yo que tú dejaba eso para mañana y nos dedicábamos hoy al tranquileo.
-          -Y yo tío, yo lo veo claro, unas buenas palomitas y, en casa de alguna preciosa señorita que se preste, ponernos alguna buena peli de las de miedo.
-          -Buaf… poco me apetece a mí estar encerrada en casa… ¿Y si nos bajamos al chalet? Mis padres ya están trabajando y están conmigo en el piso. Aquello está libre, pillamos unos litros y pasamos la noche.
-          -Mejor plan imposible chavales, yo me apunto de cabeza, ¿nos llevamos cartas o algo? ¿El bañador sí, no? Que todavía hace calorcito…
Ya tenían cerrados los planes para esa tarde, así de sencillas eran las cosas con este grupo. Pero todo no podía salir tan redondo; Diego se acercó a Salomé, y empezaron a hablar:
-          -Ey enana, ¿te apetece que quedemos un ratillo antes tú y yo? Ya sabes, para hablar de lo que tenemos pendiente…
-         - Sí, sí, pásate por mi casa a las siete o así ¿vale?
-          -De acuerdo… Oye, y… ¿tu casa va a estar sola para entonces?
-          -Buaf no lo sé… espérate que les pregunto a mis padres y te digo. ¡Ismael! ¡Vamos que te me pierdes! Jajajaja
Y volvieron a montarse los dos en la moto, esta vez la de él, que ya tocaba pagar algo de gasolina por su parte.
-          -Así que te traes algo con Diego, ¿me equivoco?
-          -Jajajaja no del todo, lleva toda la semana tonteando e insinuando indirectas, lo que me parece bastante raro… En fin, veremos a ver esta tarde lo que surge.
-          -Pero, ¿tú quieres que surja?
-          -Pues, la verdad, no me importaría. Lo he estado pensando, y lo mismo le doy una oportunidad.
-          -Pues me alegro un montón, ojalá y vaya bien todo, que te lo mereces. Cualquier cosilla, ya sabes, por aquí estoy.
-          -¡Qué detalle por tu parte! Parece que estoy descubriendo la parte más tierna de Ismael…
-          -Es posible, pero aún te falta bastante.

El ambiente en ese trayecto estaba cargado de sinceridad, salvo por una cosa: en esa moto ninguno de los pasajeros se alegra realmente de lo que está a punto de suceder.

lunes, 23 de junio de 2014

Capítulo 1

-         -  Mamá, joder, que son ya 15 años y el instituto es el mismo de toda la vida, ¿de verdad piensas que necesito ayuda el primer día?
Salomé estaba indignada con su madre. Ya habían tenido varias charlas sobre esto, y tener que repetírselo constantemente le fastidiaba. Sobre todo cuando el resto de sus compañeras  no pasaban por lo mismo que ella, ya que sus novios las acercaban todos los días de la semana, fardando de chica por toda la avenida.
-         -  Que sí, que no te preocupes más, que si me pasa cualquier cosa te llamo, que no voy a desconectar el móvil y no me voy a perder… Como si todo esto fuera nuevo, vamos.
Después de despedirse de su padre y sus hermanas, cogió el casco, las llaves y cerró la puerta al salir.
Arrancó el motor, guardó las carpetas detrás y rodó hacia el instituto.
“Vaya un asco de vida, otro año más con esa gentuza, a aguantar las novatadas de unos a otros, y el pestazo a colonia barata que se echa la panda de chuletas de turno… Joder, menos mal que este año barajan las clases, si no, poco duraría yo en esos pupitres…”
En un abrir y cerrar de ojos estaba ya en la puerta principal, había llegado justo a tiempo. Fue guardar el casco y divisar a lo lejos a su pandilla, cuyos miembros corrieron hacia ella con una sonrisa de oreja a oreja y coreando su nombre.
-        -   ¡Hombre señorita! ¿Qué tal el verano? Dios, ya echaba de menos a mi chiquitaja, ¡este curso no va a ser lo mismo sin ti rondando por los pasillos!
-         -  ¡Dichosos los ojos! ¡Mi pequeña Salomé! Te iba a decir que habías crecido un montón, pero mentiría jajajaja, sigues tan fea y tonta como siempre, pero te quiero igual, ¿eh?
-        -   Dios mío Salomé, ¡la de cosas que te tenemos que contar! A ver si, aunque no estemos rondando por los mismos pasillos no nos olvidas y seguimos con nuestras salidas ¿eh?
Salomé no cabía en sí, estaba súper feliz de ver que todos sus amigos se acordaban de ella. Lo jodido era el tema del curso: ellos eran un año más mayores, y ya pasaban a bachiller, por lo que tendría que soportar a todas las bestias de su edad ella sola, cosa que no le hacía ninguna gracia. Pero bueno, con que se siguieran acordando de ella y no perdieran su amistad a la hora de salir, ella se daba por satisfecha.
Sonó el timbre, y todos se dispusieron a entrar a sus aulas; todos en el pasillo de bachiller menos ella, vaya mierda.
“Aula 37”, el cartel colgaba desde el marco de la puerta de su clase. Al entrar, descubrió que las mesas estaban colocadas de dos en dos, lo que ni ella sabría decir si es bueno o malo, pero estaban así. Ella no lo dudó, cargó con su mochila hasta la última fila y se sentó sin ningún tipo de compromiso en una mesa vacía y sin compañero. Como era de esperar, nadie se sentó a su lado.
Entró un hombre mayor por la puerta, el supuesto tutor de la clase de 4ºA, al que nunca se le había visto deambular por el centro.
-          - Buenos días jovencitos, mi nombre es Santiago Duval, y este año voy a ser vuestro tutor dentro de este centro. Seguramente no les sonaré a la mayoría de ustedes, ya que he entrado nuevo este año, por lo que me gustaría que este, mi primer curso aquí, sea agradable para ambas partes…
La atención no daba más de sí, Salomé desconectó, era demasiado para una primera deprimente hora del primer deprimente día de ese deprimente curso. Dándole vueltas a su desafortunada juventud, algo que golpeó la puerta interrumpió sus divagaciones.
-        -  Adelante, pase señor…
-         -  Ismael, señor.
-         -  Ismael, Ismael, tome asiento, y procure ser más puntual, que el curso solo acaba de empezar y no nos podemos permitir el lujo de los retrasos desde tan pronto.
Los pensamientos de Salomé se difuminaron a la misma velocidad que el humo en un día ventoso. “Menudo chico, ese era nuevo seguro, creo que va a ser lo único bueno que van a tener estas clases… dios, es guapo con ganas.”
Los latidos aumentaron considerablemente cuando se dio cuenta de que el único pupitre libre entre esas cuatro paredes estaba a su lado, por fin algo de suerte en el día.
-         - Aquí no hay nadie, ¿no?
-         - No, no, es el único libre, has tenido suerte
El chico esbozó una sonrisa tímida y se sentó. No había terminado de dejar la mochila cuando el tutor prosiguió con su apasionante discurso de bienvenida.
Sonó el timbre de nuevo, esta vez para anunciar la salvación del recreo, y todos los alumnos pusieron a prueba sus reflejos para comprobar quién era el último en salir al patio. Todos menos Salomé y su nuevo compañero, que ya habían empezado a romper el hielo.
-          -De modo que eres nuevo, ¿no?
-          -Sí, sí, acabo de mudarme a esta ciudad, y me han destinado aquí.
-          -Ajá… Entonces, no conoces a nadie, ¿verdad?
-         - Hombre, ya te conozco a ti, pero, aparte, a nadie.
-          -Jajaja bueno, por algo se empieza, aunque, si te soy sincera, no soy la más adecuada para las presentaciones, mi pandilla no es de este curso.
-          -Ah ¿no? ¿Y eso? ¿Sales con gente más pequeña?
-        -  No, no, más grande, mis amigos están todos ya en bachiller los mamones, soy la chiquitaja.
-         - ¡Entonces perfecto! Yo repetí un curso por temas de mudanzas y faltas de asistencia, por lo que me vendrá bien volver a ver cómo va mi verdadera generación, si no te importa.
-         - ¡Para nada! Eres majo, así que te has ganado el privilegio de que te los presente. Si te esperas a la salida, los conocerás a todos.
-          -Jajajaja perfecto. Muy agradecido, señorita compañera de pupitre.
Y entre unas cosas y otras, estuvieron entretenidos los 30 minutos, hablando sobre ellos y contándose experiencias. “Es buena gente, y encima esta genial por fuera… es una buena apuesta, sí señor.”

Pasaron las tres infernales horas que le quedaban a la mañana, y al sonar el timbre de la gloria, Salomé recordó su pacto; ya en la calle, el nuevo grupo de 1º la esperaba impaciente.

Presentación

Bienvenidos, queridos lectores.
Puede que al empezar a leer no encontréis nada que os llame la atención. Quizás sí estéis en lo cierto, y este no sea vuestro blog. Yo soy una simple chica que se planteó el reto personal de escribir un relato juvenil, con una pizca de imaginación y fantasía, como podréis comprobar. Unas amigas me animaron a crear este lugar personal dispuesto a todo el que se preste, y aquí me tenéis, compartiendo esta historia en construcción con todos vosotros. Solo espero que os guste, y estoy abierta a todo tipo de sugerencias.
Buen viaje al mundo de esta lectura!
@littledreamsbg